jueves, 22 de marzo de 2012

Relato del libro "El ocho"







El 4 de abril del año 782, en el palacio oriental de Aquisgrán se celebró una gran fiesta extraordinaria para conmemorar el cuadragésimo cumpleaños del gran monarca Carlomagno. El rey había invitado a todos los nobles del imperio...Carlomagno era sumamente alto y poseía la gracia del jinete y el nadador. Su piel estaba bronceada y su cabellera y su bigote teñidos de rubio a causa del sol. Parecía en cuerpo y alma el guerrero y gobernante del reino más grande del mundo.
Maestro de la estrategia bélica, sentía peculiar predilección por cierto juego. Se trataba del ajedrez ...Carlomagno pretendía enfrentarse con el mejor ajedrecista del reino,el soldado conocido como Garin el franco.
la corte se maravilló ante aquel extraordinario juego de ajedrez mientras lo depositaban sobre una mesa del patio. Aunque realizado por maestros artesanos árabes, las piezas mostraban indicios de su origen indio y persa .El tablero, forjado exclusivamente en plata y oro, medía un metro entero por cada lado. Las piezas, de metales preciosos afiligranados, estaban tachonadas con rubíes, zafiros, diamantes y esmeraldas sin tallar pero perfectamente ilustrados...En la leyenda de Carlomagno se describe el juego completo del ajedrez ...


Mi cliente ya ha comprado varias piezas de la colección y le interesa completarla. Está dispuesto a pagar cifras astronómicas por las que le faltan. Sólo quiere permanecer en el anonimato. Querida mia, todo esto es muy confidencial...
-"En el juego de la vida, los peones son el alma del ajedrez. Hasta un humilde peón puede mudar de vestimienta. Alguien que amas cambiará el curso de las cosas. La mujer que la devuelva al redil cortará los vínculos conocidos y provocará el fin presagiado"...


Era uno de esos crepúsculos azul  lavanda en los que tiembla la expectación de la primavera. El propio cielo parecía canturrear mientras el avión describía círculos a través de la delgada bruma que se elevaba desde las costas del Mediterráneo. Debajo de mi estaba Argel.
La llamaban  Al-Djezair Beida. La Isla Blanca. Parecía  haber surgido chorreando del mar como una ciudad de cuento de hadas, un espejismo. Los siete picos de leyenda estaban atestados de edificios blancos que caían unos sobre otros como el glaseado decorativo de un pastel del bodas. Hasta los árboles tenían formas místicas.exóticas,y colores que no eran de este mundo.
Ésa era la ciudad blanca que iluminaba  el camino de entrada al continente negro. Allá abajo, detrás de la fachada resplandeciente, estaban las piezas dispersas del misterio por descubrir, por el cual había atravesado medio mundo. Mientras mi avión descendía sobre el agua, sentí que estaba a punto de aterrizar, no en Argel, sino en el primer cuadrado: el cuadrado que me llevaría al corazón mismo del  Juego...


  




Katherine Neville

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