jueves, 8 de marzo de 2012

Un bonito cuento de Paulo Coelho

Un Hombre, su caballo y su perro iban por una carretera. Cuando pasaban cerca de un árbol enorme cayó un rayo y los tres murieron fulminados. Pero el hombre no se dio cuenta de que ya había abandonado este mundo, y prosiguió su camino con sus dos animales( a veces los muertos andan un cierto tiempo antes de ser conscientes de su nueva condición…) La carretera era muy larga y colina arriba. El sol era muy intenso, y ellos estaban sudados y sedientos. En una curva del camino vieron un magnífico portal de mármol, que conducía a una plaza pavimentada con adoquines de oro. El caminante se dirigió al hombre que custodiaba la entrada y entabló con él, el siguiente diálogo: Buenos días. Buenos días – Respondió el guardián ¿ Cómo se llama este lugar tan bonito?. Esto es el cielo. Qué bien que hayamos llegado al Cielo, porque estamos sedientos! Usted puede entrar y beber tanta agua como quiera. Y el guardián señaló la fuente. Pero mi caballo y mi perro también tienen sed… Lo siento mucho – Dijo el guardián – pero aquí no se permite la entrada a los animales. El hombre se levantó con gran disgusto, puesto que tenía muchísima sed, pero no pensaba beber sólo. Dio las gracias al guardián y siguió adelante. Después de caminar un buen rato cuesta arriba, ya exhaustos los tres, llegaron a otro sitio, cuya entrada estaba marcada por una puerta vieja que daba a un camino de tierra rodeado de árboles.. A la sombra de uno de los árboles había un hombre echado, con la cabeza cubierta por un sombrero. Posiblemente dormía. Buenos días – dijo el caminante. El hombre respondió con un gesto de la cabeza. Tenemos mucha sed, mi caballo, mi perro y yo Hay una fuente entre aquellas rocas – dijo el hombre, indicando el lugar. Podéis beber toda el agua como queráis. El hombre, el caballo y el perro fueron a la fuente y calmaron su sed. El caminante volvió atrás para dar gracias al hombre Podéis volver siempre que queráis – Le respondió éste. A propósito ¿Cómo se llama este lugar? – preguntó el hombre. CIELO. ¿El Cielo? Pero si el guardián del portal de mármol me ha dicho que aquello era el Cielo! Aquello no era el Cielo. Era el Infierno – contestó el guardián. El caminante quedó perplejo. Deberíais prohibir que utilicen vuestro nombre! ¡ Esta información falsa debe provocar grandes confusiones! – advirtió el caminante De ninguna manera! – increpó el hombre En realidad, nos hacen un gran favor, porque allí se quedan todos los que son capaces de abandonar a sus mejores amigos… PAULO COELHO

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